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Thursday, 3 September 2015
Sobre el grupo /tl/ en el español mexicano
Mi reciente viaje a las maravillosamente pintorescas y ricas tierras
mexicanas no solo ha resultado ser inspirador a nivel turístico y gastronómico,
sino también lingüístico. Este corto texto y los que seguirán no pretenden ser un tratado sobre los
rasgos distintivos de la variedad mexicana del español. Más bien tienen por
objetivo recopilar algunas observaciones inconexas sobre el español mexicano dentro
del rico contexto multilingue de este
hermoso país.
Pero
yendo al grano, la primera observación es de índole fonética. Impresiona el
número de palabras de uso cotidiano y topónimos con el grupo consonántico o
fonema náhuatl representado por la graf’ia <tl> (tlapalería, Tlalpán,
Quezalcoatl, Tenochtital). Impresiona aún más si nos damos cuenta de la
cantidad de vocablos náhuatl donde dicho grupo fue simplificado a la hora de tomarlo
prestado (p.ej. coyotl>coyote)
Desde
el punto de vista fonológico es interesante su estatus, pues parece que podría
considerarse un fonema único africado homosilábico en el español mexicano,
mientras que en el español peninsular las pocas palabras que lo presentan
(atlas, Atlántico, heptatlón) lo dividen entre dos sílabas, lo cual excluye
cualquier interpretación fonémica de este grupo.
De hecho,
un estudio de conciencia fonológica de los hablantes (http://www.estudiosfonicos.cchs.csic.es/asig2/c14/M.,C.,M.,M._Grupo_tl.pdf)
demuestra la casi total homosilabicidad de <tl> en América y su heterosilabicidad
en España (tan sólo un 12% lo considera homosilábico). Es comprensible si
tenemos en cuenta la gran frecuencia de nombre con <tl> en el español de
México, donde <tl> aparece en posición inicial o final (Tlalnepantla o
Popocatépetl). Eso apuntaría a una clara disyuntiva fonológica entre las variedades
americanas y la peninsular en la estructura silábica por lo menos.
Lo que resulta interesante, se trate o no de un fonema africado autónomo o un grupo consonántico, son las consecuencias fonéticas de esas interpretaciones opuestas. En España la /t/ implosiva del /tl/ se ve sometida fenómenos de asimilación regresiva como sonorización y hasta se da su total pérdida, mientras que en el español americano es común un ensordecimiento progresivo de la /l/, lo cual contribuye a las pronunciaciones siguientes:
/at.las/>['að.las]
/a.tlas/>['a.tɫas]
Fascinante!
Lo que resulta interesante, se trate o no de un fonema africado autónomo o un grupo consonántico, son las consecuencias fonéticas de esas interpretaciones opuestas. En España la /t/ implosiva del /tl/ se ve sometida fenómenos de asimilación regresiva como sonorización y hasta se da su total pérdida, mientras que en el español americano es común un ensordecimiento progresivo de la /l/, lo cual contribuye a las pronunciaciones siguientes:
/at.las/>['að.las]
/a.tlas/>['a.tɫas]
Fascinante!
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